lunes, 14 de mayo de 2012

Fuente: La Jiribilla

LUZ LÚBRICA
 
Reencarnación de artista del Renacimiento, tan pagano como místico. Poeta del cuerpo de amor, erothanatos, cantor "de un beso entre el sexo y la muerte". En sus graciosos dibujos deja constancia del terror erótico-tanático expresado en los versos de sus poemigas.


Carlos Edmundo de Ory|
España

En nuestro mundo infernal de todos los días, asistimos al advenimiento de los ángeles. Parece que se han puesto de moda: las librerías ofrecen múltiples títulos monotemáticos de tomo y lomo. Obras eruditas de estudiosos y también amenas de periodistas, cuyas páginas ilustradas ostentan imágenes polifacéticas de ángeles. Esos ángeles ideales de la religión católica, ángeles more theologico.
 
Grandes pájaros de Dios entronizados en el Arte por pinceles místicos. Desde los primitivos, precursores cristianos de la pintura sagrada, hasta la escuela prerrafaelista, pasando por el Renacimiento pagano, muy rico en iconografía angélica. Y no olvidemos a William Blake, discípulo de Swedenborg y de Milton. 
En este contexto artístico espiritualista, sitúo a los ángeles eróticos de Angelingua, otro libro de Luis Eduardo Aute, prolongador de los poemigas, estereografías y dibujos de sus álbumes Animal y Animal-2. Ahí abundan visiones libidinosas del ars amandi practicado por distinta especie de seres formando pareja: hembras, delicadas muchachas desnudas, y án­geles viriles entregados a las delicias carnales. En los espacios escénicos de cada página fi­guran cuerpos imaginarios, de pura fantasía erótica, modelados estéticamente con realismo virtual. Nos presentan los rituales venéreos de un sacrum sexual teatral izado. 
Aute sabe pintar la realidad de las cosas, como el sexo femenino, fotográfico, lo mismo que sabe dotar de alas sublimes y pequeños penes itifálicos a sus ángeles fornicadores. Parece imitar las normas estilísticas de dos escuelas pictóricas del siglo XIX, la prerrafaelista de Inglaterra y la realista de Francia. Coincide con el espiritualismo de Burne-Jones, quien dijo una vez a Oscar Wilde: "cuanto más materialista se haga la ciencia, más ángeles pintaré". Y vemos que Aute es un técnico exquisito en alas angélicas. Por otro lado le atrae irresistiblemente la barbaridad de Gustave Courbet. Vemos también, como toscos "voyeurs" que somos, sus copias fieles del famoso cuadro del pintor francés titulado El origen del mundo. Ahora triunfa el materialismo más encarnado: aquí se expone, en todo su esplendor natural, el sexo de la mujer. Este cuadro único se hubiera podido llamar más exactamente: El origen y fin del mundo. Llave maestra del cuerpo de amor, el sexo femenino, salud de los hombres y de los dioses es también su muerte, ruina y perdición. Eros y Tánatos. Dicho en versos latinos: Divina Astarte... hominorum deorumque vis, vita, salus, / Rursus aedem quae es per­nicies, mors, interitus. (Plauto, Mercator, IV). Y con palabras del poeta romántico Novalis: "El amor es el punto final de la historia del mundo, el amén del universo".
 
Y si Courbet se alabó de no pintar ángeles, dejar de hacerla se debió a un motivo razonable: nunca vio ninguno en carne y hueso, sino en pinturas de otros. Lo dejó dicho: "Pintar ángeles... sí, a condición de haberlos visto". Las alas en lo alto, el sexo en lo bajo. Aute concilia los confines. Uno de sus ángeles levanta los dos brazos ante el cuadro obsceno rindiéndole homenaje. 
Es el momento de decir lo que me estaba callando: todos los ángeles de Luis Eduardo Aute, músico, pintor y poeta, son ángeles malditos, miltonianos. Esto tengo que explicarlo a la luz lúbrica de los dibujos y también de los poemigas con versos que evocan el linaje bíblico de los ángeles tentadores. Hablan del ángel exterminado y de la Fruta Prohibida y del Paraíso Perdido. 
Estamos a las puertas de la Biblia. Los primeros capítulos del Génesis, en tiempos de los pa­triarcas Henoch y Mathusalam, cuando la construcción del arca. "Y aconteció que, cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomáronse mujeres, esco­giendo entre ellas" (Gen., VI, 1 Y 2). Este pasaje, confusamente interpretado en los primeros siglos cristianos, hizo creer que los "Hijos de Dios" eran los ángeles. Es el primer testimonio fabuloso de la caída de los ángeles y su unión carnal con las mujeres de la tierra. El Libro de Henoch, apócrifo vetero-testamentario, da cuenta de esta herejía, que dieron a conocer los padres de la Iglesia condenándola. 
Ciertamente, los ángeles han jugado un papel considerable en el amor. La vida sexual existe hasta en la misma divinidad y también en los ángeles. En el Paraíso Perdido, los ángeles comen y beben y se enamoran, el arcángel Rafael se ruboriza contando una relación sexual. De John Milton, su maestro, William Blake se aventuró a decir: "parecía encadenado cuando escribía sobre los ángeles y sobre Dios, y libre cuando escribía sobre los Demonios y sobre el Infierno". En su epopeya religiosa asistimos a la lucha de ángeles buenos y malos. 
Los ángeles de Aute son miltonianos. Ahí está, en el último poemiga de Angelingua, uno de ellos arrojado del Paraíso: 
                    Ángel postrado
                   ante la puerta del Templo
                  del Paraíso Perdido
     y hallado en el Templo
del Arte de Amar. 
Estos versos epigramáticos me dan la impresión de querer parodiar aquellos acrósticos he­réticos sobre la caída de los ángeles que escribió un Commodiano de Gaza, el más antiguo predicador apocalíptico, quien como un Tertuliano de la poesía religiosa, vaticina con furia el fin del mundo en el siglo III. Versos referidos a los ángeles de lo Alto que bajaron a la tierra donde tomaron la forma humana y dejándose seducir por la belleza de las mujeres, enfangados en el amor, no pudieron retornar al cielo. 
Laus Veneris. La rapsodia de dibujos y poemigas, en paralelos literarios-iconográficos, forja un afrodisiaco Magnificat encabezado con un canto triunfal pormenorizando el orgasmo al compás de la música de un verso de Paul Eluard: "...sexo líquido, universo de licor". Liquida voluptas. 
A la vista tenemos el Kamasutra angélico de Luis Eduardo Aute, reencarnación de artista del Renacimiento, tan pagano como místico. Poeta del cuerpo de amor, erothanatos, cantor "de un beso entre el sexo y la muerte". En sus graciosos dibujos deja constancia del terror erótico-tanático expresado en los versos de sus poemigas: 
Obertura, oferta y ofrenda
de manjares y manantiales
                              que manan de la Fuente
                              de la Muerte. 
La abertura, el orificio del sexo femenino, vulgarmente llamado coño, del latín cunnus, y metafóricamente con elegancia máxima carcaj, alambique, brasero, cofre, dedal, jardín, mina y de manera encantadora casa de la alegría. 
Los fenicios se pintaban los labios imitando el agujero del sexo femenino.

Comentario para Aute. Tránsito 1951-2001, catálogo de la exposición en el museo de Huesca.

martes, 21 de febrero de 2012

Orgón



El Cloudbuster o "Rompenubes" fue ideado a finales de los años 90 por Don Croft, un activista estadounidense que leyó y se documentó profundamente acerca de los postulados y conocimientos de Wilhelm Reich, un científico austriaco que realizó importantes investigaciones respecto a una energía vital que él denominó Orgón y que comprobó afectaba de forma directa al bienestar de las personas y que tenía una relación directa con la climatología y las precipitaciones que se dan en una determinada zona. Al igual que muchos otros científicos de ideas revolucionarias y potencialmente peligrosas para el poder establecido, fue boicoteado y posteriormente recluido y asesinado en un centro psiquiátrico.

Sin embargo, gracias al tesón y la investigación que muchas personas hicieron respecto a sus conocimientos, una parte importante de dicho conocimiento pudo ser recuperado precisamente para ser aprovechado en nuestro favor. Y es AHORA MAS QUE NUNCA cuando podemos realmente sacar provecho de ello para colaborar en la regeneración de nuestro ecosistema y del espacio en que vivimos.

Wilhelm Reich ideó y construyó un aparato con la que podía hacer llover, lo llamó cloudbuster (cazanubes). Este acumulaba la energía orgónica positiva (POR) y hacía llover.

Para acumular POR debía irse a grandes bosques donde esta energía estuviera muy presente. Hoy este tipo de acumuladores es impensable pues nuestro mundo está repleto de DOR (death orgon radiaction) debido a toda la tecnología que fue diseñada realmente con ese fin, como televisiones, tubos y bombillas fluorescentes, cualquier aparato electromagnético, teléfonos móviles, antenas de telefonía, tv, radio, antenas militares, etc...

A finales de los 90 Don Croft ideó un cloudbuster que ya no consistía en acumular orgón positivo, sino en generarlo.

A su vez, Don Croft ideó unos pequeños dispositivos que llamó orgonite towerbusters que son simplemente una mezcla de resina de poliester, viruta metálica y un trozo de cuarzo de cualquier tipo para depositarlo al lado de todas las instalaciones de telefonía, radio, tv, militar, etc.. que están modificando el clima y desertizando el planeta.

Por suerte y gracias a las múltiples operaciones de "gifteo" de antenas esto ha cambiado:
Ver qué es el orgonite:
http://chemtrails.foroactivo.com/cloudbusting-gifting-f12/que-es-el-gifting-y-el-orgonite-t744.htm

Ver tutorial de towerbuster de orgonite
http://chemtrails.foroactivo.com/cloudbusting-gifting-f12/como-fabricar-towerbusters-t1280.htm

Ver operaciones de gifteo en la península Ibérica:
http://chemtrails.foroactivo.com/operaciones-f19/

Importante.

Antes de ponerse manos a la obra, es necesario recomendar que este debe ser construido en un lugar abierto, deben ser utilizada una mascarilla para disolventes y guantes:

Primer paso, hacerse con los materiales:

-6 tubos de cobre preferiblemente, pero tambien pueden ser de aluminio u otros metales menos costosos (no plomo), de 2 metros de largo y de 28-35mm de ancho:

Nota: Relativamente la longitud y cantidad de tubos es relativa, nosotros nos vamos a ceñir al modelo mas sencillo y menos costoso, recordar que esto es cuestión de imaginación, y que todas las instrucciones son variables mientras no se altere lo esencial.

Partes los tubos de dos metros en 1,50m, y 0,50m, como ves en la imagen te quedaran 6 trozos largos y 6 pequeños, esto lo hacemos para que una vez terminado, sea mas fácil su movilidad o traslado de lugar, del cloudbuster.

-6 conexiones para los tubos:

Para unir los tubos grandes y pequeños

-6 terminaciones para los tubos

Para tapar la parte final de los tubos, donde colocareis los cuarzos, tal y como veis en la imagen y veréis en los vídeos, una vez ensablados es recomendable darle varias vueltas con precinto, para que no se cuele ni la viruta ni la resina.

-Un cubo de pintura o de plastico vacio

Sirve cualquiera que sea de plastico, por ejemplo el de la imagen.



-Plantillas de madera

Descargar aqui:

Descarga de plantillas (JPG)
Descarga de plantillas (PSD)
-Virutas de metal (la mezcla de resina y viruta es al 50%, más vale que esté rebosante de viruta)

Cualquier metal menos plomo. Puedes ir a una carpintería de aluminio y pedirles por favor las virutas que les quedan en el suelo en sus máquinas de corte. Normalmente te las regalan.



-6 cuarzos cristal con punta

Si no encontramos puntas de cristal de cuarzo siempre podemos improvisar con cuarzos lechosos cogidos del campo.

Entre 8 y 12 litros de resina de poliester
La más barata. La de coladas o laminados es buena. Cualquier resina de poliester es adecuada.


Usar preferiblemente Resina tixotrópica (de laminados) pues es baja en estireno, menos tóxica y además la más barata.







La proporción de resina y viruta es al 50%, mas vale que te pases con la viruta que con la resina, el vehículo de unión de la viruta.



Catalizador para la resina

Este sirve para que la resina seque mas rápidamente, echaremos por cada litro de resina,
15 ml (1,5%), puedes medir estos con una jeringuilla de plástico que puedes comprar en cualquier farmacia


Otras fotos para ver el proceso:
Si prefieres ver el vídeo que ilustra lo que acabo de expresar por escrito, puedes acceder a él a través de este enlace:

En este último vídeo se puede observar de forma clara como una de las personas que ha construido uno de estos dispositivos, ha conseguido dispersar las estelas químicas o Chemtrails en un área considerable alrededor de la zona donde puso el "Rompenubes":

Alfred Kinsey, El cientifico del Sexo


Documental: Alfred Kinsey, El cientifico del... por gaymelilla
El Informe Kinsey
Cristina Saavedra
Colegio Universitario Cardenal Cisneros
Los trabajos que el zoólogo Alfred C. Kinsey y sus colaboradores publicaron sobre la conducta sexual del
varón, en 1948, y la conducta sexual de la mujer, en 1953, se conocen como el informe Kinsey. La realización
de este informe fue posible por la creación en 1947 del Instituto de Investigaciones Sexuales
(actualmente, Instituto Kinsey) en la Universidad de Indiana, financiado entonces por la Fundación
Rockefeller a través de la Comisión Nacional de Investigaciones.
Para contextualizar el informe Kinsey hay que tener en
cuenta el cambio en las actitudes hacia la sexualidad que
provocaron en Estados Unidos las ideas de Sigmund Freud,
que se atrevió por primera vez a hablar con libertad de los
problemas sexuales. Ante la creciente concienciación acerca
de la importancia de la sexualidad, comenzaron a realizarse
estudios cuantitativos sobre el comportamiento
sexual. El trabajo de Kinsey presentó dos diferencias importantes
respecto de trabajos anteriores: la amplitud de la
muestra y el interés por la exactitud de los datos.
Kinsey y sus colaboradores intentaron acumular hechos
objetivos sobre la sexualidad que pudieran representar a la
población total de Estados Unidos. Para ello dividieron a la
población en 12 factores biológicos y económico-sociales:
sexo, culturas y razas, estado civil, edad, edad de comienzo
de la adolescencia, grado de instrucción, tipo de ocupación
del sujeto, profesión de los padres, acervo rural-urbano,
grupos religiosos, adhesión religiosa y origen geográfico.
El estudio pretendía recabar series de casos que justificaran
la descripción de tipos sexuales para los distintos grupos de
población que pudieran incluirse en cada uno de los factores;
por ejemplo, el factor sexo incluiría dos grupos: hombres
y mujeres. Estos investigadores estimaban que serían
necesarias 100.000 historias para completar el proyecto.
Finalmente, el informe Kinsey incluyó historias de 6.300
varones y 5.940 mujeres. Los datos fueron obtenidos a través
de entrevistas a voluntarios. Kinsey se negó a realizar muestreos
aleatorios porque alegaba que cuando las personas seleccionadas
se negaran a ser entrevistadas se perdería la aleatoriedad.
Para asegurar la representatividad de la muestra se trabajó
con unidades sociales o “muestras del tipo 100 por 100”.
Este método consistía en que cuando se realizaban entrevistas
a grupos organizados (ej. asociaciones de mujeres o residentes
de una institución particular) todos los miembros del grupo
tenían que estar de acuerdo en aportar sus datos.
El uso de la entrevista personal como procedimiento de
recogida de la información estuvo directamente relacionado
con el interés por la exactitud de los datos. Uno de los principales
objetivos era evitar los engaños. Para ello se utilizó
una entrevista estructurada con preguntas directas y concisas.
Se incluyeron preguntas de comprobación, es decir, preguntas
relacionadas entre sí que marcaban tendencias a lo largo
de la elaboración de la historia. Si se detectaban incongruencias,
por engaños o fallos en la memoria, el entrevistador
indagaba más hasta que la disconformidad podía explicarse o
eliminarse. Y si el entrevistador sospechaba que el sujeto
estaba mintiendo deliberadamente, ponía fin a la entrevista.
Se limitó a seis el número de entrevistadores, comprobando
la fiabilidad con comparaciones entre ellos. Cabe destacar
que Kinsey obtuvo personalmente 7.036 (el 57,8%) de las
historias que componen el informe.
La entrevista básica consistía en 300 ítems que podían
ampliarse a 521. Los entrevistadores conocían de memoria las
preguntas y no había ninguna referencia a las mismas en la
hoja utilizada en la entrevista. Las respuestas a las 300 preguntas
básicas podían codificarse en una página. Por término
medio, la duración de una entrevista con un sujeto adulto era


Kinsey y sus colaboradores
intentaron acumular hechos
objetivos sobre la sexualidad
que pudieran representar a la
población total de EE.UU.
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Marzo 2006
de entre una hora y media o dos horas. Generalmente se empezaba
recabando información sobre la edad, el lugar de nacimiento,
el nivel educativo, aficiones, profesión de los padres,
número de hermanos y otros asuntos no sexuales. El primer
dato sexual que se recogía era aquel en el cual el sujeto tenía
la menor responsabilidad: el origen de su educación sexual.
Los primeros datos sobre actividades abiertamente sexuales
comenzaban por los aspectos más remotos, como los juegos
sexuales de la preadolescencia. A partir de este momento, la
sucesión de los temas variaba según la posición social del
sujeto, su edad y su nivel educativo.
La entrevista más larga duró 17 horas y se realizó a un
hombre de 63 años que había guardado un registro detallado
de su vida sexual. Este sujeto refirió, entre otros hechos,
600 relaciones homosexuales con niños, 200 relaciones
heterosexuales con niñas, relaciones con diferentes animales
y elaboradas técnicas de masturbación. Su primer contacto
heterosexual había sido con su abuela y el primero
homosexual con su padre. Afirmó ser capaz de masturbarse
hasta eyacular en 10 segundos desde un estado de flacidez
y, ante la incredulidad de los entrevistadores, lo demostró.
Esta fue la única demostración de un sujeto acerca de su
historia. Kinsey y sus colaboradores han sido muy criticados
por utilizar los datos de este individuo para describir la
conducta sexual de los niños y no informar del caso a las
autoridades.
Una aportación novedosa de Kinsey y sus colaboradores
fue que cuantificaron la heterosexualidad y homosexualidad
en una escala continua de 0 a 6, basándose en la experiencia
y reactividad heterosexual y homosexual en cada
historia. Se asignó 0 en dicha escala a los individuos cuyos
contactos y experiencias sexuales tenían lugar exclusivamente
con individuos del sexo opuesto y 6 a los individuos
exclusivamente homosexuales.
TABLA 1. CLASIFICACIÓN DE LA HETEROSEXUALIDAD-HOMOSEXUALIDAD EN LOS INDIVIDUOS
DE ENTRE 20 Y 35 AÑOS
0 1 2 3 4 5 6
Hombres 72-85% 18-42% 13-38% 9-32% 7-26% 5-22% 3-16%
Mujeres 75-81% 11-20% 6-14% 4-11% 3-8% 2-6% 1-3%
Fuente: Kinsey et al., 1967.
TABLA 2. INCIDENCIA DEL COITO FUERA DEL MATRIMONIO
Coito preconyugal Coito extraconyugal
Edad <15 16-20 21-25 16-20 36-40 51-55
Hombres 40% 71% 68% 35% 28% 22%
Mujeres 3% 20% 35% 6% 17% 6%
Fuente: Kinsey et al., 1967.


En buena parte,
el gran impacto que tuvo
el informe estuvo
relacionado con los métodos
utilizados
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Marzo 2006
En el análisis estadístico se tuvo en cuenta el número de
personas que participaban en las diversas actividades sexuales
y el número de veces que se efectuaba un determinado
acto (dato de reiteración). Los datos de reiteración se consideraban
aproximaciones a los hechos reales, ya que en su
mayor parte provenían de las estimaciones de los entrevistados,
y se esperaba compensar el error incluyendo un gran
número de casos. Principalmente, para cada sujeto se calcularon
porcentajes de reiteración del orgasmo para cada tipo
de actividad sexual, y porcentajes de actividades (la parte de
actividad sexual total que se dedicó a cada tipo de actividad).
Sobre estos porcentajes se calcularon medias, desviaciones
típicas, medianas, coeficientes de correlación y curvas
de frecuencia acumulativa.
Los resultados del informe que acapararon más titulares
en los medios de comunicación fueron los relativos a la
homosexualidad masculina, y los relacionados con la actividad
fuera del matrimonio en el caso de la mujer.
En buena parte, el gran impacto que tuvo el informe estuvo
relacionado con los métodos utilizados. Kinsey y sus
colaboradores intentaron realizar un estudio taxonómico.
Tuvieron en cuenta los conocimientos acumulados en
Biología sobre la variabilidad dentro de una misma especie
y entre las distintas especies. Les interesaba medir las características
particulares que definen a los individuos representativos
de un determinado grupo. Consideraban que si los
individuos eran examinados sin ningún prejuicio y de forma
que se incluyeran muestras amplias, sería posible conseguir
un modelo que indicara la frecuencia con la que las distintas
características aparecen en cada grupo. Abordaron el estudio
taxonómico desde una perspectiva numérica. Sólo las técnicas
estadísticas permitirían distinguir lo específico de lo
general, y reconocer las diferencias entre fenómenos
corrientes y raros.
En el planteamiento de las bases estadísticas del informe,
los autores hicieron referencia a ciertas críticas que han recibido
las técnicas estadísticas. Concretamente indicaban que en
algunos círculos estas técnicas eran consideradas “frías” e ineficaces
para medir las emociones humanas, entre las que se
contaría la conducta sexual, ya que podían proporcionar los
recursos para calcular la media individual, pero en realidad no
existe el individuo promedio. Los autores del informe se opusieron
a tal crítica argumentando que precisamente la estadística
“ayuda a comprender al individuo aislado mostrándole sus
relaciones con el resto del grupo”.
El estudio sobre la conducta sexual del varón fue presentado
como un informe preliminar. Pero la publicación del
informe sobre la conducta sexual de la mujer supuso que a
Kinsey y su grupo les fuera retirada la financiación en 1954.
Kinsey murió dos años después, sin haber conseguido otros
fondos para el trabajo. El Instituto de Investigaciones
Sexuales que había fundado no se desmoronó, pero sin su
dirección nunca se completó el gran proyecto para el que
había sido diseñado.
Para saber más…
– Kinsey, A. C., Pomeroy, W. B. y Martin, C. E.
(1949). Conducta sexual del varón.
México: Editorial Interamericana.
– Kinsey, A. C., Pomeroy, W. B., Martin, C. E. y
Gebhard, P. H. (1967). Conducta sexual de la mujer.
Buenos Aires: Ediciones Siglo Veinte.
– Pomeroy, W. B. (1982). Dr. Kinsey and the Institute
for Sex Research. New Haven: Yale University Press.
http://www.indiana.edu/~kinsey/